LEYENDA DE LA MINTZITA
Se cuenta que llorosa se ve a una joven deambulando sin sentido por la zona, es la sombra de Mintzita, hija del Rey Tzintzicha, que busca caminando hacia el lago, que ya refleja la luna y las estrellas, a su príncipe amado, Itzihuapa, hijo de Taré, heredero de Janitzio.
Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores españoles. El fiero Nuño de Guzmán había aprisionado al Rey, padre de Mintzita. La princesa quiso rescatarlo ofreciéndole al malvado, el fabuloso tesoro oculto bajo las aguas entre las islas de Janitzio y Pacanda.
Fue así como su amado fue llevado sobre las aguas para extraer el tan codiciado tesoro. Remaron hasta el punto exacto marcado por el reflejo de las constelaciones estelares, y mientras afanoso se empinaba, fue atrapado por veinte sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y fueron sumergidos con él.
Itzihuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza, y Mintzita dejó éste mundo esperando a la orilla del lago.
Locamente enamorados, no pudieron desposarse por la inesperada llegada de los conquistadores españoles. El fiero Nuño de Guzmán había aprisionado al Rey, padre de Mintzita. La princesa quiso rescatarlo ofreciéndole al malvado, el fabuloso tesoro oculto bajo las aguas entre las islas de Janitzio y Pacanda.
Fue así como su amado fue llevado sobre las aguas para extraer el tan codiciado tesoro. Remaron hasta el punto exacto marcado por el reflejo de las constelaciones estelares, y mientras afanoso se empinaba, fue atrapado por veinte sombras de los remeros que lo escondieron bajo las aguas y fueron sumergidos con él.
Itzihuapa quedó convertido en el vigésimo primer guardián de tan fantástica riqueza, y Mintzita dejó éste mundo esperando a la orilla del lago.
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